miércoles, 12 de agosto de 2015

¿Qué puedo hacer yo por la igualdad?

Llevo tiempo queriendo escribir sobre la mujer, la desigualdad de sexos y otras ideas referidas a la distinción de género pero no he sabido como transmitir mis pensamientos y seguramente, tampoco ahora lo oriente lo bien que debiera porque creo, que en lo más profundo de mí, siguen existiendo valores del patriarcado que nos gobierna pese a luchar constantemente contra él.

Voy a hablar en primera persona del plural refiriéndome a las mujeres, a nosotras. Esto no significa que yo haga o piense ciertas cuestiones o que las que lo leáis os deis por aludidas. No son generalizaciones banales pero tampoco son excepciones alejadas de la realidad que me rodea.

He sido siempre un poco rebelde a ojos de mis progenitores. Me he levantado contra aquello hacia lo que he estado en contra. He opinado cuando algo no me ha parecido bien. He participado en manifestaciones y protestas por causas que me han tocado la fibra. He discutido con familiares y amigos cuando he creído llevar la razón. Y me he implicado en proyectos con grupos humanos sin pensar si soy hombre o mujer. Esto me ha llevado en ocasiones a compartir mesa de trabajo solo con el género masculino o a estar en minoría en reuniones diversas. Sin embargo, he hecho oír mi voz y mi opinión como persona y como mujer. A veces ha podido parecer, como se dice coloquialmente, que me he salido del tiesto. Pero me gusta ser así, valorarme por mis capacidades y por las metas que aún me quedan por conseguir.

¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que las mujeres debemos estar y participar en aquello que nos plazca. No nos tenemos que poner cortapisas mentales ni físicas. ¿Acaso un hombre rechaza el puesto de director de una empresa porque le supone muchas horas fuera del hogar familiar? ¿Y por qué la mujer se lo plantea y renuncia a sus sueños profesionales?

Hace pocos días leí una entrevista a Maribel Verdú en la que decía que estaba harta de que le preguntaran a ella y no a Luis Tosar por qué no quiere tener hijos. Pues eso es. ¿No debemos ser iguales ante las decisiones importantes de nuestra vida? La mujer es la que debe decidir sobre su maternidad (si la quiere) y como llevarla a cabo. Pero no, nos juzgan la familia, los amigos, los vecinos, los medios de comunicación, los compañeros de trabajo y hasta el gato porque nos dejamos, sin más.

Situación: Quedada para cenar de una mujer con sus amistades. Antes de salir se ha dejado preparada la cena para la prole, el pijama puesto encima de la cama y ha recogido el baño después de la ducha de los pequeños. Y entonces, solo entonces, es capaz de irse medianamente tranquila a cenar pero, eso sí, sin haberse arreglado mucho porque no ha tenido tiempo. ¿A alguien le suena esta escena? Me temo que a más de una sí. ¿Y por qué no somos capaces de salir por la puerta y decirle a nuestros maridos que se encarguen ellos de todo? Pues por lo que comentaba al principio, porque todavía tenemos interiorizados muchos valores patriarcales que no se van pasando el trapo del polvo.

Y la culpa… ¡como pesa la culpa! Si trabajas mucho resulta que “robas” tiempo a tu familia. Renuncias a avanzar en tu vida profesional porque tus hijos te necesitan. ¿Y qué pasa con el padre? ¿A él no lo necesitan? ¿Por qué las mujeres nos tenemos que sentir culpables por triunfar? En este apartado entrarían otros aspectos que legislativamente se deberían mejorar: bajas maternales más largas, más y mejores leyes de conciliación de la vida laboral y familiar,  más visibilidad del éxito femenino, etc.

Y como madres, tenemos una responsabilidad añadida, transmitirles a nuestros hijos e hijas que la igualdad se puede y se debe conseguir, que los estereotipos de género hay que dejarlos atrás. Y esto se tiene que empezar a conseguir en casa. Dejemos de ver a las niñas como personas tiernas, sensibles y cariñosas y a los niños como fuertes, valientes e independientes. Si un niño va mal en los estudios es por falta de esfuerzo; si es una niña, por falta de talento. ¿Esto qué es? Evitemos también frases que son como losas: “no vistas de rosa, que es de niñas”, “los niños no lloran”, “no juegues al fútbol que pareces una machorra”, “las niñas no dicen palabrotas”, “las niñas no juegan a las peleas”, “los niños no juegan con muñecas que se les cae el pito”,…. ¡uf! ¿no son terribles?



Las películas infantiles, los juguetes, el color de la ropa y las tareas domésticas no deben ser diferenciadas por género, por lo menos, por parte de los padres y madres. Es verdad que los medios de comunicación y el entorno social tienden a diferenciarlos pero para eso estamos los adultos, para educar en valores a nuestros hijos e hijas y para hacerles entender que hay cosas que aunque las digan sus amigos o la tele, no valen.

¿Y qué me decís del daño que nos hacemos las mujeres? Nos miramos de reojo y nos criticamos por ser gorda, flaca, extrovertida, dominante o hasta por llevar una falda demasiado corta. ¿No deberíamos reflexionar y cambiar esa actitud? Que todavía, y ya bien entrado el siglo XXI, juzgamos negativamente a una mujer por tener varias parejas pero no lo hacemos del mismo modo con los hombres. Por no decir aquí, el calificativo real que le damos cuando lo comentamos en una reunión tan alegremente con nuestras amistades. De verdad que me parece patético.

Siguiendo con nuestro autorretrato también es cierto que creemos que una mujer debe sacrificarse en el cuidado de sus allegados, ser sentimental y emotiva en los momentos vitales y, por supuesto, femenina. Una mujer que sea independiente, valiente, arriesgada y algo más sutil para manifestar sus sentimientos, la consideramos fría y frívola. Pues, amigas mías, así nos va. ¿Por qué el hombre no puede ser el dependiente y el sensible de la casa?

¿Y el lenguaje? ¿Qué me decís del lenguaje? Cierto es que debo limar ciertos aspectos personales al respecto, pero sí capto relaciones que vienen a confirmar la desigualdad de género en la lengua. Por ejemplo, frases negativas con connotaciones femeninas: “Esto es un coñazo” “La muy zorra”. Y al contrario (en positivo): “Esto es cojonudo” “El muy zorro”. Sin desperdicio, ¿verdad? Y no olvidemos que la Historia ha estado escrita por hombres, con su lenguaje sexista y su visión masculina de los acontecimientos. Creo que la perspectiva de las situaciones hubiese cambiado con ojos y palabras de mujer.

Continuamos con el mercado laboral. A mismo trabajo, menor sueldo. Esto es así y se vuelve a demostrar con los últimos datos publicados que afirman que la mujer cobra un 18% menos que un hombre con la misma responsabilidad. A esto se le suma la historia de la maternidad. En no pocas empresas, una mujer con pareja y en edad fértil, es algo parecido a una apestada. Pero aquí, nosotras estamos más limitadas en nuestra actuación. En este caso es el gobierno con leyes que beneficien a la maternidad el que se debe poner las pilas si de verdad quiere una igualdad real.

En cuanto al liderazgo empresarial no es menos cierto que, si bien la mujer ha logrado llegar a puestos de responsabilidad, sólo el 17% de esos puestos están ocupados por féminas. Y en el caso de la política, otro espacio en el que la mujer ha avanzado, esa igualdad no llega porque las carteras importantes como Interior, Relaciones Internacionales o Defensa suelen estar ocupadas por hombres. Y no hablemos a escala mundial. Parece ser que la política internacional o las negociaciones de paz en caso de conflicto son espacios vetados a las mujeres.

Ahora nos ponemos en un supuesto. Tenemos una hija pequeña y pensamos en su futuro. ¿De qué nos la imaginamos trabajando? No sé lo que se os ha pasado por la mente pero lo cierto y verdad es que sólo el 26% del total de estudiantes universitarios de carreras técnicas y de ciencias son mujeres. Se siguen reproduciendo los estereotipos laborales de hace cincuenta años y eso nos debería hacer seguir reflexionando sobre el tema.

Y os hago otra pregunta. ¿Cuál o cuáles son vuestros libros favoritos? ¿Cuántos de ellos están escritos por mujeres? A pesar de que tenemos escritoras con gran talento y profesionalidad, se quedan atrás al compararlas con hombres escritores. Y si hemos dicho algún libro de escritora, ¿no será esta una historia romántica “propia de mujeres”? 

Cambiemos de tercio. Vamos al deporte. Este es un tema en el que estoy especialmente sensibilizada. Si ya la mujer es invisible en otras facetas profesionales, el deporte es uno en los que se lleva la palma. A pesar de tener campeonas en baloncesto, fútbol, waterpolo, tenis, natación o bádminton, en televisión sólo salen los megatatuados futbolistas y sus circunstancias. Podemos pensar que es porque ganan audiencia o porque “venden” más, pero eso no sería así si las leyes protegiesen al deporte femenino y las televisiones tuviesen una cuota para retransmitir partidos femeninos. Porque se ha demostrado que cuando los han puesto, la audiencia ha sido alta. Eso sí, ¿sabéis cuando sale en los medios de comunicación algo de deporte femenino? Cuando hay polémica detrás. De jugadoras con entrenador (hombre, por supuesto); de entrenadora que “explota” a las deportistas y otras noticias similares.

El deporte de base femenino debe ser especialmente potenciado por los ayuntamientos y por las instituciones educativas. Debemos tener equipos de niñas de fútbol, baloncesto, voleibol o cualquier otro por dos cuestiones: mejorar la salud de la población infantil en su totalidad y conseguir un acercamiento a la igualdad en esta faceta de la vida. Y ahí los padres y madres también tenemos nuestra responsabilidad, nos debemos quitar los prejuicios para no transmitírselos a la siguiente generación.

La mujer en la publicidad y en los medios de comunicación merece mención aparte. El trato denigrante de la mujer como objeto sexual en muchos anuncios, las “caras bonitas” de las presentadoras de televisión (¿alguien se ha preguntado si Matías Prats es guapo?), el tiempo dedicado a noticias cuyas protagonistas son mujeres o la reproducción de los estereotipos de género son elementos que no ayudan a acercarnos a la igualdad. Y no olvidemos el poder que tienen lo medios de comunicación en nuestra sociedad. Son responsables del mensaje que dan y de cómo lo dan.

He querido dejar para el final la cara más dura de la desigualdad. La violencia de género en todas sus facetas. El más poderoso contra el más débil. Nunca justificable y siempre condenada. Es un asunto que afecta a la sociedad y que no debemos pasar por alto. Si conocemos casos de violencia debemos denunciar y no justificar con frases troglodíticas del tipo “los trapos sucios de casa, se lavan en casa”, “es que llegó borracho” y otras que no hacen más que sumar sangre y sufrimiento a las mujeres y a sus familias. Son 24 víctimas las contabilizadas en 2015 en lo que va de año en España y otras no se sabe cuántas que sufren violencia machista psicológica, más difícil de detectar. Está subiendo la violencia de género en la juventud y en la adolescencia y esto es preocupante. No debemos dejar que nuestras hijas, sobrinas o amigas sufran un acoso que tiene nuevas vías de acción como las redes sociales o el teléfono móvil. Y para ello, como en todo, debemos servir de ejemplo y de timón para que el reflejo que nosotras proyectamos no sea machista ni titubeante con la violencia de género.

En un informe reciente de la ONU España suspende en políticas de igualdad. ¿A alguien le extraña? La crisis se ha cebado con el género femenino, se les ha limitado sus ingresos y se ha generado más economía sumergida que no viene más que a incrementar la pobreza femenina. Por otro lado, se han reducido los recursos económicos para este tipo de políticas y no se apoyan las ayudas a la maternidad ni a la conciliación de la vida laboral y familiar. Y para rematar, nuestra Constitución tampoco respalda la igualdad real, nunca mejor dicho lo de “real”. El hombre tiene derecho a reinar sobre la mujer por lo que la única forma de que veamos una reina es que no tenga hermanos. ¿Año 2015? Sin entrar, claro está, en el debate Monarquía-República.

Y ante este panorama tan poco alentador podríamos preguntarnos qué podemos hacer nosotras desde nuestro pequeño mundo. Este ejercicio personal de análisis me está ayudando a estar aún más convencida de que las mujeres debemos coger las riendas de nuestras vidas, conocer la realidad para poder transformarla. La igualdad no es posible si nosotras no nos la creemos. Y cada una desde su minúsculo planeta, con pequeños gestos, puede ir cambiando las cosas. Participando en colectivos tradicionalmente de hombres, haciendo un deporte minoritario de mujeres, inculcándole a su pareja, hijos e hijas el valor de la igualdad y el reparto de las tareas domésticas, no mirando mal a una mujer que no comparta su estilo de vida y, en definitiva, ser valiente e independiente para llegar allí donde cada una se proponga. Las mujeres debemos luchar y ser activistas en cada uno de nuestros espacios para conseguir un mundo mejor, más igualitario.

Y, por supuesto, la igualdad no se consigue sin los hombres. Hombres del mundo, ¿caminamos juntos hacia la igualdad?

domingo, 11 de enero de 2015

Para días grises, besos de colores

Tras los atentados yihadistas ejecutados en París, medio mundo, esto es, occidente, está conmocionado por la barbarie que se ha producido en el país galo. Sin embargo, han sido silenciados los más de 2.000 asesinatos producidos en Nigeria por la organización integrista Boko Haram hace unos días y los más de 10.000 muertos que sumaron en 2014. En trece meses, casi 13.000 civiles han sido masacrados en la nación nigeriana en el nombre de Alá, en el nombre de Dios. Pero, ¿qué dios? ¿Alá, el de los musulmanes? No. No podemos confundirnos.
Bajo el nombre del cristianismo se ha asesinado y realizado pogromos escudándose en Dios y no se pueden justificar sus actos. Tampoco se puede confundir sionismo con judaísmo y por ello, no se puede asimilar el Islam con el integrismo islámico.
Todos los líderes que auspician el sistema occidental, alzándose como defensores de la paz y de la libertad de expresión. Y medio mundo, empezando por los medios de in-comunicación, apoyando sus gestos. Esta es la hipocresía de las relaciones internacionales llevadas al último extremo. ¿Por qué esos mismos que apoyan la libertad de expresión tienen relaciones beneficiosas con China o Rusia, países no democráticos y faltos de libertades? ¿Por qué no condenan con la misma energía lo ocurrido en Nigeria? ¿Por qué Netanyahu encabeza la manifestación cuando tiene a sus espaldas cientos de asesinatos injustificados de niños y mujeres en Palestina? Y podríamos seguir con los porqués.
La violencia lleva a la violencia y no me quiero imaginar una lucha de civilizaciones entre Oriente y Occidente, entre dioses ficticios que nada tienen que ver en las verdaderas relaciones humanas. Pero me temo que este choque se ha producido ya y que seguirá en aumento.


Y no quiero verlo. Quiero negarme a ver crímenes y sufrimiento provocados por gentes sin alma y sin corazón. Me quedo con el París de Doisneau, y su foto “El beso”, con las relaciones humanas donde hay escucha y entendimiento, con colores limpios que pinten los niños y con una vida, quizás agnóstica, quizás atea, pero donde los hombres se alcen por encima de cualquier institución que los represente en nombre de Dios.

¿Mi religión? Los Derechos Humanos.

martes, 3 de diciembre de 2013

Óscar Lisbona, historia de una superación

El inicio del libro sobre su caso Coma, punto y seguido lo define: “Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria”. Óscar Lisbona, tenaz, soñador, luchador. Estos adjetivos y otros más son aplicables al jugador de baloncesto que sufrió un accidente de tráfico y que como él mismo dice “volvió a nacer” después de estar en coma profundo durante treinta y tres días. Sus ojos se abrieron cuando su corazón escuchó latir a “la Manquita” desde el helicóptero que lo trasladaba del Hospital de Cádiz hasta el Hospital Carlos Haya de Málaga, su ciudad. La luz que iluminó sus ojos lo ha acompañado desde ese momento y le da un brillo que transmite fuerza e ilusión por la vida, por el día a día.
Ese renacer le trajo momentos duros pero también acontecimientos que le hacen crecer como ser humano y como persona. Al hablar, parece más bien un fisioterapeuta que un licenciado en Educación Física debido a la jerga que ha tenido que ir adquiriendo por su situación.
Entrenador de baloncesto, elaborar su tesis doctoral, entrenador de personas con ictus, dar charlas y conferencias por los centros educativos, escribir libros y mil proyectos más, le hacen disfrutar de las cosas intensamente. Todo ello, salpimentado con su mujer y su familia (al hablar de ellos se le ilumina la cara) que le siguen dando alas para volar. Que el viento esté en contra es lo de menos.
La adversidad lo ha curtido y le gustan los retos, las cosas difíciles. Su cerebelo no lo deja guardar del todo el equilibrio. Sin embargo, no se puede estar más equilibrado. Son paradojas de estas pruebas que te pone la vida para diagnosticar hasta donde es capaz de llegar el ser humano.
Este día, 3 de Diciembre de 2013, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, este gran hombre (y no sólo por su altura), se ha pasado por nuestro instituto, el IES Sierra de Yeguas, para contar su experiencia al alumnado del centro. Ha sido muy enriquecedor contar con su testimonio que nos ha hecho mirar y sentir más intensamente la vida.
“¿Estás haciendo todo lo que puedes por alcanzar tu meta? ¿Te estás esforzando al máximo por conseguir tu sueño?” Estas son las preguntas que hábilmente le ha lanzado al alumnado de nuestro instituto para hacerles entender que el esfuerzo es la base del éxito y que si no luchas por conseguir tus objetivos no podrás quejarte  por no haber llegado a dónde querías.
El deporte, una vida sana, hábitos saludables y una alimentación equilibrada son los soportes en los que se sustentó su cuerpo para salir adelante. El amor de su familia y, especialmente el de su madre, los apoyos que su alma necesitaba para “volver a ser el de antes”, como afirma constantemente. Tras conocerlo y sentir la fuerza que transmite, no dudo que vuelva, no a ser el de antes, sino a ser todavía mejor.
Su nueva meta tiene que ver otra vez con el deporte. Quiere correr, y no con su coche automático, sino con sus piernas impulsadas por su cerebro y su corazón. ¿Lo logrará? ¿Alguien lo duda?.  Amigo Óscar, no dudo que te veré corriendo. Y me aventuraría a decir que tu carrera no acabará ahí.
Desde este pequeño rincón, quisiera recomendar a los centros educativos, a las autoescuelas y a otras instituciones públicas y privadas que cuenten con él para concienciar al alumnado sobre valores tan importantes para la vida como el esfuerzo, la integración, la superación, la educación vial, el respeto por los demás (y por uno mismo) y la humildad. También recomiendo el libro de Paco Rengel, COMA, PUNTO Y SEGUIDO (Abec Editores) sobre su caso.
Y con tu permiso Óscar, doy tus datos de contacto para todo aquél que quiera localizarte, pueda llamarte y sentirse tan especiales como nosotros nos hemos sentido hoy.
Gracias por enseñarnos que las dificultades nos hacen más fuertes y que nuestros sueños se pueden cumplir por muy lejanos que parezcan estar.


Óscar Lisbona Roldán
Licenciado en Educación Física
Conferencias en Seguridad Vial

Correo electrónico: olisbona@hotmail.com

domingo, 24 de noviembre de 2013

CORAZONES DE FRONTERA

Este es un relato que mezcla realidad y fantasía. Versa sobre la historia de sir James Douglas en Teba, una historia apasionante y poco conocida. 


El viento acurrucaba la hojarasca en los recovecos de las piedras. El día llegaba a su fin y las estrellas, testigos de sus lágrimas, bailaban en el cielo una danza que se le antojaba infausta.

- “Que el Santísimo lo tenga en su gloria porque por Él, corriendo agosto de 1330, ha perdido la vida un hombre valeroso”-   Estos eran los pensamientos que venían a la mente de Brian, el fiel escudero de Sir James Douglas. Un héroe escocés, insigne soldado y venerable patriota que ha encontrado la muerte frente a un ejército de infieles sarracenos.

Su cuerpo quedó inerte en esa tierra extraña, rodeado del olor sanguinolento de las batallas. Cuando Brian logró verlo, la mano derecha aún blandía su espada. Y el cofre de plata con el corazón embalsamado del rey Robert Bruce se quedó allí, sin poder llegar a Jerusalén. Los dos corazones más heroicos de Escocia yacían juntos en Itaba, en tierras fronterizas del Reino Nazarí de Granada.

Brian se sentía huérfano. Maldecía una y otra vez al monarca castellano Alfonso XI por inmiscuirlos en esta cruzada. Todavía recordaba las palabras que Sir Douglas había pronunciado: “Brian, debemos ir. El Santo Papa ha bendecido esta guerra. El honor y la fe en Dios nos ayudarán a vencer a los infieles. Nuestro rey, cuyo corazón va conmigo, se sentiría honrado también con esta gesta”.

La luna llena recortaba la fortaleza de Hisn Atiba. Las lágrimas le resbalaban y caían al suelo. Estaba totalmente desarmado de cuerpo y alma. No lo oyó acercarse. Una mano en su hombro lo sobresaltó; trató sin éxito de coger una piedra y arrojársela al sarraceno que tenía enfrente.

- Tranquilo muchacho. No tengo intención de hacerte daño. Soy Alim, un buen musulmán que trato de ayudarte. Traigo un poco de pan e higos. Llevo observándote hace rato. No te has movido del lugar, estás abatido y debes de tener hambre.

Desconfiado y casi obligado, alargó la mano para tomar la comida que el extraño le ofrecía. El hombre tenía la piel curtida por el sol y su cuerpo era enmarcado por una túnica oscura. Se dirigía a Brian en su lengua con un evidente acento árabe.

- Sé que eres el escudero del noble escocés caído en el campo de batalla.  Últimamente, mis ojos son testigos de demasiadas muertes. – continuó hablando el extraño-. Yo no entiendo de guerras. Soy un simple muladí que labora la tierra, esa misma que nos ve nacer y morir. La tierra - siguió reflexivamente Alim-. Los hombres justificamos nuestras fechorías en su nombre y ella tan sólo quiere ser cultivada por manos ágiles que la ayuden a crecer y fortalecerse. Por acercarla a Alá o a Cristo, es pisoteada y maltratada.

- ¡No le consiento que compare a Jesucristo y a los caballeros que luchan por él, con esos que pregonan la yihad islámica! – contestó Brian ofendido-.

- No te enfades muchacho –prosiguió Alim en tono pausado-. Quizás eres muy joven para comprender lo que estoy diciendo. Mi dios es Alá, sí. A Él rezo y el Corán leo pero por encima de todos los dioses, creo en el ser humano. Durante generaciones hemos convivido musulmanes y cristianos como hermanos. La honestidad y el respeto han sido nuestras leyes frente a la violencia imperante en la actualidad. Y, por desgracia, creo que seguirán cayendo muertos en nombre de falsos dioses manipulados por hombres poderosos. Sólo te doy un consejo como viejo que soy, coge el corazón de tu rey, regresa con él a Escocia y no permitas que el odio se siga expandiendo.


- ¡Brian, Brian! Despierta ya. Es tarde y tenemos que viajar  a Edimburgo. – La voz de su mujer lo sacó bruscamente de su sueño medieval. Las señales horarias de Radio Melrose marcaron las siete de la mañana, hora de las noticas matutinas. Una le llamó especialmente la atención: “Rebeldes de Al Qaeda atacaron en nombre de Alá una villa cristiana muy poblada del oeste de Siria”. Una punzada en su pecho lo llenó de consternación. No había podido cumplir el deseo de Alim.

María José García Notario

domingo, 11 de agosto de 2013

Anillamiento de flamencos en la Laguna de Fuente de Piedra, una experiencia única



Madrugada del 9 al 10 de agosto, 3:30 horas. Año 2013. Cuando suena el despertador retumbándome en los oídos,  me pongo en pie lentamente y, por un segundo, me pregunto que quién me mandaría a mí apuntarme a estas cosas.

Recojo la mochila con zapatos y ropa de cambio y me aseguro que todo está en orden. Bien. Rumbo a Fuente de Piedra. La música del coche me despeja y me sonrío al pensar en la experiencia que voy a vivir. Cualquier atisbo de duda se disipa. Hay luna menguante y la noche está oscura.

Llego a recoger a mi hermano y otros amigos y nos vamos para el bar Chaqueta a “desayunar”. Allí me encuentro con otra gente conocida y empiezo a captar el buen ambiente que se respira. Un café bien cargado y un pastel nos ayudan a entonar los cuerpos, poco acostumbrados a tener actividad a estas horas.

Salen todos los coches desde el pueblo hacia un lugar anexo al Cortijo de la Herriza, cercano a la laguna, por donde vamos a entrar. Responsables de la actividad nos dan instrucciones y nos guían por el camino. Vamos hablando muy bajito, a oscuras, sin parar y con un palio incomparable: el cielo estrellado por el que, anticipadamente, se dejan ver algunas estrellas que caen, son tempranas lágrimas de San Lorenzo. Te sientes muy pequeño ante la Madre Naturaleza. En esos instantes, te reencuentras con tu ser interior, con la esencia.

Nos indican que vamos a entrar ya en la laguna y que debemos ir en fila india. Cada persona coge una caña de unos dos metros de altura. Nos servirá para evitar caídas en el limo y para cercar a los pollos cuando llegue el momento. Y allí, parados hasta que te toque entrar, con las cañas en alto como si fueran lanzas de algún ejército medieval, no dejas de espantar mosquitos y hueles a cieno. – Lo mismo no es todo tan bonito como esperaba- piensas.

Los pasos te llevan hacia el agua. Te resbalas en el fango y pisas donde puedes, a oscuras. El suelo empieza a ser un poco más estable y tú un poco más habilidosa. Ya no hay mosquitos y el olor ha pasado a un plano muy secundario. Las sensaciones que te embargan son indescriptibles. Ves las siluetas de los demás voluntarios recortarse en medio de un sol que, perezoso, se resiste a salir. Los sonidos de la naturaleza te embriagan los sentidos: el chapoteo del agua cuando andas, varias garzas cortando el viento, los gruñidos de algunos flamencos que nos sobrevuelan, el color indescifrable del cielo cuando empieza a amanecer, las estrellas envolviéndote por los cuatro costados y una brisa fresca que te acaricia la cara recordándote que estás aquí de paso, de prestado.

 Seguimos andando. Hay un buen trecho hasta que volvemos a parar. Estamos ya muy cerca de nuestro objetivo: los pollos. En una especie de islote, nos indican que nos agachemos. Están planificando la emboscada. Entraremos por varios frentes para rodear totalmente a los pollos. Algo rápido que importune lo menos posible a los animales. Ahora sube el volumen de todos los pollos y de sus cuidadores adultos. Parece que gruñen al fondo, sabiendo lo que les espera. El ruido nos hace suponer que los pollos son muy numerosos. Este año ha sido el de mayor anidación desde que se tienen datos.

Reanudamos la marcha. Cuando volvemos a entrar al agua vemos al fondo una gran mancha gris con destellos rosas que no indica que ahí están. Forman un gran bloque, un nido gigante, una bella guardería animal que, en este momento, empieza a agitarse muy nerviosa en su conjunto. Al fondo se encuentra el redil que han preparado los cuidadores de la laguna y que es el sitio al que deben dirigirse los flamencos.

Nuestra formación cambia. Ahora vamos en línea recta, agitando la caña para obligar a los animales a huir delante de nosotros y entrar en el corral. Voy de las primeras. No quiero perderme el momento. Me he quedado descalza porque las zapatillas se me han soltado. No importa. A un lado y otro de mi cuerpo se quedan pollos de flamenco que no han seguido al resto. Se van a librar del anillamiento. Seguimos unos metros más. Van entrando al redil y, de repente se cierran las compuertas del corral. Ya han entrado suficientes. Nos retiramos a los lados para dejar salir a los pollos que se han quedado en el centro. Puedo ver las caras de satisfacción de todas las personas participantes y escucho cómo una madre, emocionada, pregunta a su hijo: - ¿te ha gustado, merece la pena?. La respuesta del joven es una afirmación sincera y se abrazan los dos. Esto hay que vivirlo.

Ha pasado uno de los momentos álgidos del proceso de anillamiento. Dejamos las cañas, buscamos nuestro grupo y posición. Yo estoy en el grupo 5, en el último eslabón de la cadena. En la parte de “Suelta”, esto es, cuando llevas al pollo al agua y le das la libertad después de todos los pasos previos. 

  Me sorprendo de lo bien organizado y planificado que está todo. Hay seis grupos identificados por colores. Las funciones que existen son varias: portador, pesador, medidor, extracción de sangre y suelta. Además, hay varias personas responsables de la actuación que nos van dando instrucciones cuando es necesario.
 
 Cada animal se mide, se pesa, se le extrae sangre y, en caso necesario, se le lleva al hospital de campaña que hay instalado en el lugar. El proceso total no dura más de diez minutos. Al final se les suelta con especial cuidado y cariño. Por mis manos pasaron algo más de diez flamencos, unos más tranquilos y otros más nerviosos. Pero todos me dieron una lección sin quererlo. Me transmitieron lo importante que es cuidar la naturaleza, el entorno que nos rodea, nuestro medio ambiente. A cada uno de ellos, les deseé suerte a la hora de partir. Más sensaciones que guardar en la mochila de la vida que me acompaña cada minuto.


 
Después de algo más de una hora, terminó el proceso. Se anillaron casi 600 pollos que permitirán hacer un seguimiento y conocer más aspectos de esta especie tan mágica e imprevisible. Todos los voluntarios charlan entre sí animadamente y nos acercamos para recoger la caña y realizar el camino de regreso. Esta vez vamos atravesando en línea recta la laguna por lo que el camino es más corto. Hay alguna caída, risas y miradas cómplices de personas que, a partir de este momento, tienen un lazo en común y un compromiso con este entorno natural de inigualable belleza.

Son algo más de las diez de la mañana y el sol empieza a hacerse notar. La temperatura aumenta y, tras limpiarnos un poco, regresamos a nuestro coche para poner punto y final a esta experiencia. Nos despedimos de los compañeros con el convencimiento de volvernos a ver el próximo año. Ha sido una experiencia sin igual que estará muy presente siempre en todos nosotros.

Y yo, al ver pasar  las bandadas de flamencos por encima de mi pueblo en su recorrido hacia Doñana, sentiré que hay un lazo especial entre nosotros y me preguntaré cada día si alguno de ellos ha estado en mis manos, si hemos tenido la posibilidad de compartir un instante que nos ha unido para siempre.

jueves, 18 de julio de 2013

Historia de las Religiones en la escuela, SÍ. Una sola religión, NO.



La enseñanza de la Religión católica en los colegios –en el caso español- siempre es un tema espinoso de abordar puesto que se mezclan ideas, opiniones, sentimientos y creencias abstractas como la fe y el credo que han acompañado a gran parte de la cultura occidental desde hace siglos. Por no hablar de la intervención “divina” de la Santa Madre Iglesia en el engranaje de los contenidos a impartir en la materia.
Que la religión es importante para la historia de la Humanidad, es innegable. Por ello, hay que conocerla y saber cuáles son los dogmas sobre los que se sostiene. Sin embargo, ¿existe una sola religión? Evidentemente, no. Por ello, apuesto porque en las escuelas se enseñe la Historia de las Religiones y los principios sobre los que se sostienen. Una visión enriquecedora y plural sobre el fenómeno religioso y sobre sus manifestaciones a lo largo y ancho del planeta Tierra.
Y otra cosa, desde mi punto de vista, las vivencias religiosas deben circunscribirse al ámbito privado, esto es, deben estar separadas la religión y la educación. La enseñanza de las matemáticas, el inglés o la lengua, conocimientos científicos universales, no deben mezclarse con los sacramentos ni los Testamentos, Nuevo o Antiguo. No en las aulas.
Esto que estoy exponiendo, viene coleando desde el siglo XVIII cuando el Humanismo y la Ilustración, centraban en el hombre el conocimiento, dejando la fe y la religión para el ámbito privado. La separación del Estado y de la doctrina religiosa debe ser la base de un laicismo que ofrece al hombre la libertad de elegir sus creencias sin estar coaccionado por ninguna norma o ley pública.
Pues bien, el hecho de que en las escuelas se estudie la Religión Católica o Islámica, no viene más que a coartar la libertad del individuo al no conocer otras posturas y  religiones que le abra la mente hacia valores diferentes pero igualmente válidos. Si además tenemos que la materia de religión cuenta para nota y que la que normalmente se oferta en su lugar, “Alternativa a la religión”, es una asignatura casi sin contenido y sin profesor motivado para darla, tenemos aulas repletas de niños y niñas aprendiendo el Padrenuestro en la escuela, en vez de en la iglesia; y dando el milagro de los panes y los peces facilitando así el trabajo de los catequistas en las parroquias.
En conclusión, enseñanza de la historia de las religiones sí, enseñanza de un único credo religioso, no. La educación debe ser laica para ofrecer igualdad de oportunidades y libertad de pensamiento. A un niño no se le puede obviar la enseñanza de las demás religiones basándose en un punto de vista católico-céntrico.
Si tenemos en cuenta que nuestra Constitución habla de que España es un Estado aconfesional, entonces, ¿por qué se entremezclan en el tema educativo Estado e Iglesia?  ¿por qué la Iglesia Católica participa directamente en la elección de docentes? Y ya, para rematar, ¿por qué la nueva ley LOMCE le da la misma importancia a la religión católica que a las demás asignaturas? Sé que no estamos en un Estado laico pero creo que la cooperación Estado-Iglesia va más allá de lo que sería lógico, especialmente en el tema que se está tratando.
Y, nuevamente, afirmo que no estoy en contra del catolicismo ni de la práctica religiosa en el ámbito privado de cada persona. Puedo ser una persona practicante y religiosa convencida, participando en mi parroquia y en todas las celebraciones eclesiásticas. Sin embargo, no estoy de acuerdo con mezclar Religión y Educación.