martes, 3 de diciembre de 2013

Óscar Lisbona, historia de una superación

El inicio del libro sobre su caso Coma, punto y seguido lo define: “Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria”. Óscar Lisbona, tenaz, soñador, luchador. Estos adjetivos y otros más son aplicables al jugador de baloncesto que sufrió un accidente de tráfico y que como él mismo dice “volvió a nacer” después de estar en coma profundo durante treinta y tres días. Sus ojos se abrieron cuando su corazón escuchó latir a “la Manquita” desde el helicóptero que lo trasladaba del Hospital de Cádiz hasta el Hospital Carlos Haya de Málaga, su ciudad. La luz que iluminó sus ojos lo ha acompañado desde ese momento y le da un brillo que transmite fuerza e ilusión por la vida, por el día a día.
Ese renacer le trajo momentos duros pero también acontecimientos que le hacen crecer como ser humano y como persona. Al hablar, parece más bien un fisioterapeuta que un licenciado en Educación Física debido a la jerga que ha tenido que ir adquiriendo por su situación.
Entrenador de baloncesto, elaborar su tesis doctoral, entrenador de personas con ictus, dar charlas y conferencias por los centros educativos, escribir libros y mil proyectos más, le hacen disfrutar de las cosas intensamente. Todo ello, salpimentado con su mujer y su familia (al hablar de ellos se le ilumina la cara) que le siguen dando alas para volar. Que el viento esté en contra es lo de menos.
La adversidad lo ha curtido y le gustan los retos, las cosas difíciles. Su cerebelo no lo deja guardar del todo el equilibrio. Sin embargo, no se puede estar más equilibrado. Son paradojas de estas pruebas que te pone la vida para diagnosticar hasta donde es capaz de llegar el ser humano.
Este día, 3 de Diciembre de 2013, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, este gran hombre (y no sólo por su altura), se ha pasado por nuestro instituto, el IES Sierra de Yeguas, para contar su experiencia al alumnado del centro. Ha sido muy enriquecedor contar con su testimonio que nos ha hecho mirar y sentir más intensamente la vida.
“¿Estás haciendo todo lo que puedes por alcanzar tu meta? ¿Te estás esforzando al máximo por conseguir tu sueño?” Estas son las preguntas que hábilmente le ha lanzado al alumnado de nuestro instituto para hacerles entender que el esfuerzo es la base del éxito y que si no luchas por conseguir tus objetivos no podrás quejarte  por no haber llegado a dónde querías.
El deporte, una vida sana, hábitos saludables y una alimentación equilibrada son los soportes en los que se sustentó su cuerpo para salir adelante. El amor de su familia y, especialmente el de su madre, los apoyos que su alma necesitaba para “volver a ser el de antes”, como afirma constantemente. Tras conocerlo y sentir la fuerza que transmite, no dudo que vuelva, no a ser el de antes, sino a ser todavía mejor.
Su nueva meta tiene que ver otra vez con el deporte. Quiere correr, y no con su coche automático, sino con sus piernas impulsadas por su cerebro y su corazón. ¿Lo logrará? ¿Alguien lo duda?.  Amigo Óscar, no dudo que te veré corriendo. Y me aventuraría a decir que tu carrera no acabará ahí.
Desde este pequeño rincón, quisiera recomendar a los centros educativos, a las autoescuelas y a otras instituciones públicas y privadas que cuenten con él para concienciar al alumnado sobre valores tan importantes para la vida como el esfuerzo, la integración, la superación, la educación vial, el respeto por los demás (y por uno mismo) y la humildad. También recomiendo el libro de Paco Rengel, COMA, PUNTO Y SEGUIDO (Abec Editores) sobre su caso.
Y con tu permiso Óscar, doy tus datos de contacto para todo aquél que quiera localizarte, pueda llamarte y sentirse tan especiales como nosotros nos hemos sentido hoy.
Gracias por enseñarnos que las dificultades nos hacen más fuertes y que nuestros sueños se pueden cumplir por muy lejanos que parezcan estar.


Óscar Lisbona Roldán
Licenciado en Educación Física
Conferencias en Seguridad Vial

Correo electrónico: olisbona@hotmail.com

domingo, 24 de noviembre de 2013

CORAZONES DE FRONTERA

Este es un relato que mezcla realidad y fantasía. Versa sobre la historia de sir James Douglas en Teba, una historia apasionante y poco conocida. 


El viento acurrucaba la hojarasca en los recovecos de las piedras. El día llegaba a su fin y las estrellas, testigos de sus lágrimas, bailaban en el cielo una danza que se le antojaba infausta.

- “Que el Santísimo lo tenga en su gloria porque por Él, corriendo agosto de 1330, ha perdido la vida un hombre valeroso”-   Estos eran los pensamientos que venían a la mente de Brian, el fiel escudero de Sir James Douglas. Un héroe escocés, insigne soldado y venerable patriota que ha encontrado la muerte frente a un ejército de infieles sarracenos.

Su cuerpo quedó inerte en esa tierra extraña, rodeado del olor sanguinolento de las batallas. Cuando Brian logró verlo, la mano derecha aún blandía su espada. Y el cofre de plata con el corazón embalsamado del rey Robert Bruce se quedó allí, sin poder llegar a Jerusalén. Los dos corazones más heroicos de Escocia yacían juntos en Itaba, en tierras fronterizas del Reino Nazarí de Granada.

Brian se sentía huérfano. Maldecía una y otra vez al monarca castellano Alfonso XI por inmiscuirlos en esta cruzada. Todavía recordaba las palabras que Sir Douglas había pronunciado: “Brian, debemos ir. El Santo Papa ha bendecido esta guerra. El honor y la fe en Dios nos ayudarán a vencer a los infieles. Nuestro rey, cuyo corazón va conmigo, se sentiría honrado también con esta gesta”.

La luna llena recortaba la fortaleza de Hisn Atiba. Las lágrimas le resbalaban y caían al suelo. Estaba totalmente desarmado de cuerpo y alma. No lo oyó acercarse. Una mano en su hombro lo sobresaltó; trató sin éxito de coger una piedra y arrojársela al sarraceno que tenía enfrente.

- Tranquilo muchacho. No tengo intención de hacerte daño. Soy Alim, un buen musulmán que trato de ayudarte. Traigo un poco de pan e higos. Llevo observándote hace rato. No te has movido del lugar, estás abatido y debes de tener hambre.

Desconfiado y casi obligado, alargó la mano para tomar la comida que el extraño le ofrecía. El hombre tenía la piel curtida por el sol y su cuerpo era enmarcado por una túnica oscura. Se dirigía a Brian en su lengua con un evidente acento árabe.

- Sé que eres el escudero del noble escocés caído en el campo de batalla.  Últimamente, mis ojos son testigos de demasiadas muertes. – continuó hablando el extraño-. Yo no entiendo de guerras. Soy un simple muladí que labora la tierra, esa misma que nos ve nacer y morir. La tierra - siguió reflexivamente Alim-. Los hombres justificamos nuestras fechorías en su nombre y ella tan sólo quiere ser cultivada por manos ágiles que la ayuden a crecer y fortalecerse. Por acercarla a Alá o a Cristo, es pisoteada y maltratada.

- ¡No le consiento que compare a Jesucristo y a los caballeros que luchan por él, con esos que pregonan la yihad islámica! – contestó Brian ofendido-.

- No te enfades muchacho –prosiguió Alim en tono pausado-. Quizás eres muy joven para comprender lo que estoy diciendo. Mi dios es Alá, sí. A Él rezo y el Corán leo pero por encima de todos los dioses, creo en el ser humano. Durante generaciones hemos convivido musulmanes y cristianos como hermanos. La honestidad y el respeto han sido nuestras leyes frente a la violencia imperante en la actualidad. Y, por desgracia, creo que seguirán cayendo muertos en nombre de falsos dioses manipulados por hombres poderosos. Sólo te doy un consejo como viejo que soy, coge el corazón de tu rey, regresa con él a Escocia y no permitas que el odio se siga expandiendo.


- ¡Brian, Brian! Despierta ya. Es tarde y tenemos que viajar  a Edimburgo. – La voz de su mujer lo sacó bruscamente de su sueño medieval. Las señales horarias de Radio Melrose marcaron las siete de la mañana, hora de las noticas matutinas. Una le llamó especialmente la atención: “Rebeldes de Al Qaeda atacaron en nombre de Alá una villa cristiana muy poblada del oeste de Siria”. Una punzada en su pecho lo llenó de consternación. No había podido cumplir el deseo de Alim.

María José García Notario

domingo, 11 de agosto de 2013

Anillamiento de flamencos en la Laguna de Fuente de Piedra, una experiencia única



Madrugada del 9 al 10 de agosto, 3:30 horas. Año 2013. Cuando suena el despertador retumbándome en los oídos,  me pongo en pie lentamente y, por un segundo, me pregunto que quién me mandaría a mí apuntarme a estas cosas.

Recojo la mochila con zapatos y ropa de cambio y me aseguro que todo está en orden. Bien. Rumbo a Fuente de Piedra. La música del coche me despeja y me sonrío al pensar en la experiencia que voy a vivir. Cualquier atisbo de duda se disipa. Hay luna menguante y la noche está oscura.

Llego a recoger a mi hermano y otros amigos y nos vamos para el bar Chaqueta a “desayunar”. Allí me encuentro con otra gente conocida y empiezo a captar el buen ambiente que se respira. Un café bien cargado y un pastel nos ayudan a entonar los cuerpos, poco acostumbrados a tener actividad a estas horas.

Salen todos los coches desde el pueblo hacia un lugar anexo al Cortijo de la Herriza, cercano a la laguna, por donde vamos a entrar. Responsables de la actividad nos dan instrucciones y nos guían por el camino. Vamos hablando muy bajito, a oscuras, sin parar y con un palio incomparable: el cielo estrellado por el que, anticipadamente, se dejan ver algunas estrellas que caen, son tempranas lágrimas de San Lorenzo. Te sientes muy pequeño ante la Madre Naturaleza. En esos instantes, te reencuentras con tu ser interior, con la esencia.

Nos indican que vamos a entrar ya en la laguna y que debemos ir en fila india. Cada persona coge una caña de unos dos metros de altura. Nos servirá para evitar caídas en el limo y para cercar a los pollos cuando llegue el momento. Y allí, parados hasta que te toque entrar, con las cañas en alto como si fueran lanzas de algún ejército medieval, no dejas de espantar mosquitos y hueles a cieno. – Lo mismo no es todo tan bonito como esperaba- piensas.

Los pasos te llevan hacia el agua. Te resbalas en el fango y pisas donde puedes, a oscuras. El suelo empieza a ser un poco más estable y tú un poco más habilidosa. Ya no hay mosquitos y el olor ha pasado a un plano muy secundario. Las sensaciones que te embargan son indescriptibles. Ves las siluetas de los demás voluntarios recortarse en medio de un sol que, perezoso, se resiste a salir. Los sonidos de la naturaleza te embriagan los sentidos: el chapoteo del agua cuando andas, varias garzas cortando el viento, los gruñidos de algunos flamencos que nos sobrevuelan, el color indescifrable del cielo cuando empieza a amanecer, las estrellas envolviéndote por los cuatro costados y una brisa fresca que te acaricia la cara recordándote que estás aquí de paso, de prestado.

 Seguimos andando. Hay un buen trecho hasta que volvemos a parar. Estamos ya muy cerca de nuestro objetivo: los pollos. En una especie de islote, nos indican que nos agachemos. Están planificando la emboscada. Entraremos por varios frentes para rodear totalmente a los pollos. Algo rápido que importune lo menos posible a los animales. Ahora sube el volumen de todos los pollos y de sus cuidadores adultos. Parece que gruñen al fondo, sabiendo lo que les espera. El ruido nos hace suponer que los pollos son muy numerosos. Este año ha sido el de mayor anidación desde que se tienen datos.

Reanudamos la marcha. Cuando volvemos a entrar al agua vemos al fondo una gran mancha gris con destellos rosas que no indica que ahí están. Forman un gran bloque, un nido gigante, una bella guardería animal que, en este momento, empieza a agitarse muy nerviosa en su conjunto. Al fondo se encuentra el redil que han preparado los cuidadores de la laguna y que es el sitio al que deben dirigirse los flamencos.

Nuestra formación cambia. Ahora vamos en línea recta, agitando la caña para obligar a los animales a huir delante de nosotros y entrar en el corral. Voy de las primeras. No quiero perderme el momento. Me he quedado descalza porque las zapatillas se me han soltado. No importa. A un lado y otro de mi cuerpo se quedan pollos de flamenco que no han seguido al resto. Se van a librar del anillamiento. Seguimos unos metros más. Van entrando al redil y, de repente se cierran las compuertas del corral. Ya han entrado suficientes. Nos retiramos a los lados para dejar salir a los pollos que se han quedado en el centro. Puedo ver las caras de satisfacción de todas las personas participantes y escucho cómo una madre, emocionada, pregunta a su hijo: - ¿te ha gustado, merece la pena?. La respuesta del joven es una afirmación sincera y se abrazan los dos. Esto hay que vivirlo.

Ha pasado uno de los momentos álgidos del proceso de anillamiento. Dejamos las cañas, buscamos nuestro grupo y posición. Yo estoy en el grupo 5, en el último eslabón de la cadena. En la parte de “Suelta”, esto es, cuando llevas al pollo al agua y le das la libertad después de todos los pasos previos. 

  Me sorprendo de lo bien organizado y planificado que está todo. Hay seis grupos identificados por colores. Las funciones que existen son varias: portador, pesador, medidor, extracción de sangre y suelta. Además, hay varias personas responsables de la actuación que nos van dando instrucciones cuando es necesario.
 
 Cada animal se mide, se pesa, se le extrae sangre y, en caso necesario, se le lleva al hospital de campaña que hay instalado en el lugar. El proceso total no dura más de diez minutos. Al final se les suelta con especial cuidado y cariño. Por mis manos pasaron algo más de diez flamencos, unos más tranquilos y otros más nerviosos. Pero todos me dieron una lección sin quererlo. Me transmitieron lo importante que es cuidar la naturaleza, el entorno que nos rodea, nuestro medio ambiente. A cada uno de ellos, les deseé suerte a la hora de partir. Más sensaciones que guardar en la mochila de la vida que me acompaña cada minuto.


 
Después de algo más de una hora, terminó el proceso. Se anillaron casi 600 pollos que permitirán hacer un seguimiento y conocer más aspectos de esta especie tan mágica e imprevisible. Todos los voluntarios charlan entre sí animadamente y nos acercamos para recoger la caña y realizar el camino de regreso. Esta vez vamos atravesando en línea recta la laguna por lo que el camino es más corto. Hay alguna caída, risas y miradas cómplices de personas que, a partir de este momento, tienen un lazo en común y un compromiso con este entorno natural de inigualable belleza.

Son algo más de las diez de la mañana y el sol empieza a hacerse notar. La temperatura aumenta y, tras limpiarnos un poco, regresamos a nuestro coche para poner punto y final a esta experiencia. Nos despedimos de los compañeros con el convencimiento de volvernos a ver el próximo año. Ha sido una experiencia sin igual que estará muy presente siempre en todos nosotros.

Y yo, al ver pasar  las bandadas de flamencos por encima de mi pueblo en su recorrido hacia Doñana, sentiré que hay un lazo especial entre nosotros y me preguntaré cada día si alguno de ellos ha estado en mis manos, si hemos tenido la posibilidad de compartir un instante que nos ha unido para siempre.

jueves, 18 de julio de 2013

Historia de las Religiones en la escuela, SÍ. Una sola religión, NO.



La enseñanza de la Religión católica en los colegios –en el caso español- siempre es un tema espinoso de abordar puesto que se mezclan ideas, opiniones, sentimientos y creencias abstractas como la fe y el credo que han acompañado a gran parte de la cultura occidental desde hace siglos. Por no hablar de la intervención “divina” de la Santa Madre Iglesia en el engranaje de los contenidos a impartir en la materia.
Que la religión es importante para la historia de la Humanidad, es innegable. Por ello, hay que conocerla y saber cuáles son los dogmas sobre los que se sostiene. Sin embargo, ¿existe una sola religión? Evidentemente, no. Por ello, apuesto porque en las escuelas se enseñe la Historia de las Religiones y los principios sobre los que se sostienen. Una visión enriquecedora y plural sobre el fenómeno religioso y sobre sus manifestaciones a lo largo y ancho del planeta Tierra.
Y otra cosa, desde mi punto de vista, las vivencias religiosas deben circunscribirse al ámbito privado, esto es, deben estar separadas la religión y la educación. La enseñanza de las matemáticas, el inglés o la lengua, conocimientos científicos universales, no deben mezclarse con los sacramentos ni los Testamentos, Nuevo o Antiguo. No en las aulas.
Esto que estoy exponiendo, viene coleando desde el siglo XVIII cuando el Humanismo y la Ilustración, centraban en el hombre el conocimiento, dejando la fe y la religión para el ámbito privado. La separación del Estado y de la doctrina religiosa debe ser la base de un laicismo que ofrece al hombre la libertad de elegir sus creencias sin estar coaccionado por ninguna norma o ley pública.
Pues bien, el hecho de que en las escuelas se estudie la Religión Católica o Islámica, no viene más que a coartar la libertad del individuo al no conocer otras posturas y  religiones que le abra la mente hacia valores diferentes pero igualmente válidos. Si además tenemos que la materia de religión cuenta para nota y que la que normalmente se oferta en su lugar, “Alternativa a la religión”, es una asignatura casi sin contenido y sin profesor motivado para darla, tenemos aulas repletas de niños y niñas aprendiendo el Padrenuestro en la escuela, en vez de en la iglesia; y dando el milagro de los panes y los peces facilitando así el trabajo de los catequistas en las parroquias.
En conclusión, enseñanza de la historia de las religiones sí, enseñanza de un único credo religioso, no. La educación debe ser laica para ofrecer igualdad de oportunidades y libertad de pensamiento. A un niño no se le puede obviar la enseñanza de las demás religiones basándose en un punto de vista católico-céntrico.
Si tenemos en cuenta que nuestra Constitución habla de que España es un Estado aconfesional, entonces, ¿por qué se entremezclan en el tema educativo Estado e Iglesia?  ¿por qué la Iglesia Católica participa directamente en la elección de docentes? Y ya, para rematar, ¿por qué la nueva ley LOMCE le da la misma importancia a la religión católica que a las demás asignaturas? Sé que no estamos en un Estado laico pero creo que la cooperación Estado-Iglesia va más allá de lo que sería lógico, especialmente en el tema que se está tratando.
Y, nuevamente, afirmo que no estoy en contra del catolicismo ni de la práctica religiosa en el ámbito privado de cada persona. Puedo ser una persona practicante y religiosa convencida, participando en mi parroquia y en todas las celebraciones eclesiásticas. Sin embargo, no estoy de acuerdo con mezclar Religión y Educación.

miércoles, 3 de julio de 2013

Chicos y chicas de partido



¡Política! Qué palabra más bonita y qué denostada en la actualidad. Esa rama pseudocientífica que se dedica a resolver los problemas sociales colectivos y que trata de promover el bien común. Proveniente de la Antigua Grecia, utilizada allá donde por el siglo V a.C. se inició el periplo de eso que llamamos democracia. ¡Tantos años para llegar a esto!. Para que muchos crean que la democracia consiste sólo en depositar una papeleta con listas cerradas en una urna. A veces, también piensan que se trata de un cheque en blanco que permite a esos que se llaman a sí mismos políticos, hacer y deshacer a su antojo. ¡Ay, democracia! Si Pericles levantara la cabeza.



Si viese que la voluntad hacia el servicio público ha dejado paso al interés personal o que los políticos no son los mejores, sino los más disciplinados del partido, los que han visto en la política una forma de ganarse la vida, como el que es arquitecto o peluquero.

Y es que hoy día, en este país triunfan los chicos y chicas de partido. Personas que se han dormido de niños con el himno partidista y con aplausos al líder cuando salía en televisión hablando en ese tono que caracteriza a los políticos en campaña electoral.



Afiliados desde que tenían los dientes de leche, son individuos que jamás han cotizado a la Seguridad Social por un trabajo distinto al de la “política”. Porque esa es otra. En eso se ha convertido nuestra tan querida política, en una profesión. Una labor para la que no se requiere unos estudios, ni para la que se necesita saber idiomas o demostrar la habilidad en la gestión administrativa ni personal. ¡No importa!. También siempre se puede acreditar los estudios una vez iniciada la carrera política, tardemos diez o doce años en sacarnos el título. Entre pleno y pleno, nos miramos los apuntes por encima, y va que chuta.



Pero, supongamos que uno quiere ser Chico o Chica de Partido. ¿Qué requisitos ha de tener entonces un político para ascender dentro del partido? Pues literalmente, ha de matarse por él. Las siglas se deben llevar por bandera, por delante de cualquier ciudadano e idea política, todo por defender al partido. Hay que asistir a los mítines de los líderes exitosos del momento, sea donde sea y a la hora que sea. Sólo hay que tener tiempo, dinero para gasolina, una buena posición entre el público y aplaudir hasta que nos piquen las manos. Y el elogio que no falte y si puede ser, refiriéndose despectivamente al contrincante político, mejor que mejor. “¡Así se habla!, ¡que vengan ahora los otros, que están todos calladitos!.



Otro requisito que debe tener un buen chico de partido es manejarse  en un deporte propio con una única regla: dar codazos. Estar siempre atento a quién pueda estorbar, quién pueda ser una mosca cojonera que nos impida ascender y, más o menos disimuladamente, quitársela de en medio. ¡Una menos!.



Y hay que tener un don especial que sólo tienen los chicos y chicas de partido. Se debe estar en el momento adecuado y a la hora señalada pero, sobre todo, con la persona propicia que garantice laureles y peldaños dentro del santuario, el Partido. Ahora, ya con mayúsculas.



Todo este esfuerzo va teniendo sus frutos. Despachitos con aire acondicionado, consejero de no sé qué empresa pública, gerente de un gabinete impronunciable, gestor de un ente extraterreste, etc. Puestos que ya nos da una idea de que el chico o la chica de partido promete.



El tiempo pasa. Pero rápidamente, y debido a su gran valía y determinación, nuestro chico o chica va cogiendo caché entre los compañeros de partido. Eso sí, unos dan más sombra que otros, por lo que se arrimará al que más comodidades ofrezca. Y de este modo, engrosará listas electorales, cogerá cargos internos del Santuario y de vez en cuando, logrará salir en prensa. ¡Atención! Esta es la prueba definitiva que nos faltaba para saber que nuestro chico de partido tendrá una carrera meteórica.



¡Ah! Se me olvidaba. Fundamental es también asegurarse de que cuando haya fotógrafos esté colocado estratégicamente al lado del líder, o que se dirija a él en el momento preciso en el que están grabando los de la tele. Que viste mucho eso de que los vecinos de toda la vida lo vean codeándose con la crème de la crème.



Y de este modo, nacen personajes como Antonio Sanz, Bibiana Aído, Ángel Carromero,  o la que dice estar muy emocionada por su presentación a primarias del PSOE andaluz, nuestra archiconocida y carismática, Susana Díaz.



Personas que se deben al partido por encima de la ciudadanía. Que no han hecho otra cosa en la vida que ser súbditos de un organigrama y del líder del momento. Que han tocado las castañuelas a quién debían en el momento que tocaba. Que no son representantes legítimos del pueblo. Que las palabras mérito, capacidad y transparencia no están en su diccionario particular. Que son, en definitiva, el reflejo de la decadencia política que sufre este país en la actualidad.



La Política se está marchitando. Y pide a gritos a  personas honradas y comprometidas  que la rescaten del pozo en el que está. Que su práctica vuelva a ser un honor, un servicio público que se presta por el bien común y no un enjambre de confabulaciones, corrupción y especies trepadoras que tienen en el poder su único timón para hacer de la política su modo de vida y el de sus familiares y amigos.

martes, 25 de junio de 2013

Con dinero y sin WERTgüenza



¿Qué es una beca señor Wert? Pregunto después de todo el revuelo que se está montando en este país en torno a un número: 6,5.


Pues yo lo tengo muy claro porque he disfrutado de ella en mi vida estudiantil. Para mí, señor Wert, la beca significaba poder estudiar una carrera universitaria, era la ayuda que venía cada año si aprobaba para poder seguir pagando el piso, los libros, los gastos de transporte y la comida mientras duraba mi vida universitaria. 


Era una ayuda, un apoyo económico para sufragar mis estudios mientras además, procuraba trabajar en verano o vender cosméticos a domicilio para que mis padres notaran lo menos posible el desembolso que suponía mantener a una hija fuera de su casa.

¿Era la beca el dinero que me gastaba para comprar el último CD de Alejandro Sanz o un antojo de “niña de papá”? No. Era lo que me permitía cenar noche sí, noche también un sándwich de atún, lo que me mantenía a base de macarrones con tomate y tomate con macarrones o lo que hacía que comprara libros de segunda mano para que fueran más baratos. 


Pero, ¿sabe qué señor Wert? Que yo, hija de albañil y de ama de casa, tengo dos licenciaturas universitarias y desde hace unos años, no sé si a su pesar, engroso las filas de los profesores de la enseñanza pública que creen que la educación debe ser algo más que leyes a merced de políticos ineptos. ¿Y sabe otra cosa? Que yo, como usted soy socióloga pero que yo, a diferencia de usted, estudié con una beca.


No entiendo cómo puede tener la insolencia y la poca Wertgüenza de sentarse ante los medios de comunicación y soltar por la boca todas esas sandeces. Usted, tan educado, tan políglota, tan brillante como es. Tan soberbio y tan alejado de la sociedad. ¿Sociólogo? ¡Ja!. A no ser que quiera hacer un estudio sobre cómo joder a los estudiantes en todas sus narices y ver la reacción que tienen, yo la verdad que no lo comprendo.


Y por fastidiar, da por todos sitios. Las reválidas, la eliminación de la Educación para la Ciudadanía (asignatura que he impartido y a la que no le he visto ningún atisbo de ideología de izquierdas), la educación divisoria por sexos, la disminución de poder del Consejo Escolar, la religión contando para nota, el aumento de tasas universitarias, la reducción del presupuesto en educación y ya, finalmente, el aumento de la nota para obtener beca. ¿Usted está “fumao” o se le ha ido la olla? 


La verdad, no lo entiendo. No comprendo cómo un hombre proveniente del antifranquismo (pertenecía a un partido que se llamaba Izquierda Democrática), puede llegar a ser más franquista que aquél que está en el Valle de los Caídos. Bueno, a no ser que por su tendencia academicista quiera demostrar la teoría de George Orwell en “Rebelión en la granja”. Claro, nuevamente he caído en el error de no saber que usted se encuentra investigando sobre la Sociología de la Educación. Weber, Marx, Comte o Simmel quedarán en un segundo plano después de su aportación a la Historia de la Sociología. Y los demás no lo entendemos, qué pobres de mentes somos.


¡Y qué pena ser también “pobre” a nivel económico!. Pobre, esa palabra que dice que es “antigua”. Desde luego, ¡qué moderno es usted! Y qué bien viste de Armani siempre. Es que va dando ejemplo allá por dónde va: bien vestido, bien hablado, bien formado y bien arrogante que es. 


¡Ah! Se me ha olvidado comentarle que soy andaluza. Creo que también me tiene que enseñar a hablar bien castellano, porque ¿sabe? De vez en cuando, tengo la costumbre de comerme las “s” y cortar las palabras. Que el acento andaluz es de la España de pandereta, no la que usted pretende construir, ¿verdad? 


Y lo reconozco, también me tiene que enseñar a rezar. Hace tanto que hice la comunión, que ya confundo el catecismo con la Constitución española y si me saca del Padrenuestro, me pierdo un poco. ¡Sí padre, soy pecadora!


Pero pese a todo, déjeme decirle –en plan políticamente correcto- con todos los respetos que se pueden deducir de la expresión “hijo de puta”, que no quiero para mis alumnos y para mis hijos la educación que usted propone. Me niego a aceptar de brazos cruzados que los estudiantes cuyas familias son humildes no puedan estudiar una carrera universitaria, por un rastrero 6,5. ¿A que sus hijos y los hijos de sus amigos no necesitan esa nota y pueden estudiar en una Universidad privada? Ni siquiera saben para qué sirven las becas, y usted por lo que está demostrando, tampoco.


Pero señor sin-Wertgüenza, piense un poco. Los sobresueldos de sus colegas de partido también pueden utilizarse para mandar en avión al niño a Yale o Harvard en primera clase. Y cuando terminen, además de casarse con alguien de su “clase”, serán doctores en no sé qué rama científica. Bueno, sí lo sé. En cinismo, maldad, clasismo, soberbia, insolencia y fascismo. En todo eso, señor Wert es usted Doctor Honoris Causa.


Pero no piense que su trono será eterno. Va a salir más pronto que tarde de ese sillón al que nunca debió llegar. Mientras prepara su maleta, espero que no tengan que dejar de estudiar el 40% de estudiantes universitarios que se estiman que tienen beca y que no llegan al maldito 6,5. Porque si fuese así, usted será el responsable de generar desigualdad en la sociedad española, de volver treinta años atrás y de limitar la educación a unos pocos, como ya lo ha hecho con el 21% de IVA para acceder a la cultura. Se le cargará que tengan que emigrar científicos, investigadores y jóvenes más formados que usted a cualquier país donde quieran acogerlos. Le señalarán con el dedo todas aquellas personas que de una forma u otra, serán expulsadas del sistema educativo y sólo porque han tenido la mala suerte de toparse con usted en el Ministerio.

¡Qué pena señor Wert! Usted, tan completo en todos los aspectos y que le falten dos cosas que tienen las personas perjudicadas por sus decisiones: Humildad y Dignidad.